De momento todas
las cabras montesas que he fotografiado hasta ahora son hembras y jóvenes, y ya
va siendo hora de pillar a un gran macho montes.
Los machos, fuera
de la época de reproducción (entre noviembre-enero), son ejemplares solitarios,
esquivos y difíciles de ver, pero como durante esos meses apenas pude salir al
campo, lo voy a intentar ahora en marzo a ver si tengo un poco de suerte.
Para ello vamos a
Chulilla, donde sé que las cabras son bastante abundantes por este terreno tan
agreste de profundos cañones y abruptos barrancos. Además, en una ruta previa
por la zona en junio del año pasado ya hice el trabajo de campo y localicé cerca
del Frailecico (un risco que asoma al profundo cañón del rio) una ladera rocosa
orientada al Sur con muy buena pinta para las cabras.
En este caso no
haremos una ruta al uso, aunque algo vamos a andar (al final de la mañana, el
GPS me marco un total de 6 km y 400 metros de desnivel), sino que venimos a
buscar a las cabras y para ello madrugaremos y buscaremos una buena ubicación
sobre esa ladera soleada y allí haremos una espera a ver si aparece algún
rebaño de cabras y se ponen a tiro de foto.
Lo de madrugar es
importante porque las cabras solo son activas a primeras y últimas horas del
día. Estos animales son rumiantes, así que con el frescor de la mañana pacen
toda la hierba que pueden y a media mañana se encaman a descansar y a rumiar
toda la hierba recolectada por la mañana.
Así pues, a las
7,15 h llegamos a Chulilla y a las 8,00 h ya habíamos ascendido todo el
desnivel y ya estábamos en el punto de espera con todo el equipo preparado a la
espera de acontecimientos. En una hora de espera han pasado por allí una hembra
con su chivo y un grupito de tres machos jóvenes, aunque de machos adultos,
nada de nada.
Como también me
apetecía mover las piernas, después paso a una búsqueda de cabras más activa y
recorro el barranco por las partes altas intentando acercarme a nuevos grupos
de machos jóvenes que se desperdigaban por la ladera.
Así pues, mañana
muy entretenida y disfrutona. Si obviamos el hecho de no encontrar ningún macho
adulto, que por otra parte era el objetivo, la sesión de cabras ha sido
estupenda, he podido fotografiar cerca de 15 ejemplares entre hembras, chivos y
jóvenes machos, lo cual ha estado muy bien.