Sus alas son más bien cortas y anchas, pero sus características más significativas son su cabeza de color negro, el color blanco de su garganta y el anillo orbital de color rojo o anaranjado. Las hembras ostentan un plumaje mucho más apagado o descolorido con respecto del macho. Prácticamente la cabeza posee el mismo color pardo grisáceo que el resto de las partes superiores sin llegar a producir la impresión de encapuchado que presenta el macho.
Su hábitat es el típico bosque mediterráneo con matorral espeso. También es común en jardines y arboledas cercanas a viviendas, riberas fluviales, huertos, frutales de secano e incluso en zonas del área suburbana.
Su vuelo es ondulante y rara vez la veremos volar grandes distancias, limitándose a volar de arbusto en arbusto, ya que prefiere moverse entre las ramas bajas de matorrales y arbustos en su ajetreado quehacer diario.
La voz de la curruca cabecinegra llama la atención ya que intercala un gran número de notas agudas y finas con otros sonidos más graves y ásperos. Es más vocinglera que las demás currucas, algo chirriante pero de parloteo bastante musical.
Ambos adultos hacen el nido con ramitas y hierbas secas, bien oculto en el fondo de un matorral o arbusto y a una altura que oscila entre los 25 y 90 cm. La puesta es de 3-4 huevos de color verde claro e incuban ambos padres. Dos puestas anuales.
Su alimentación se basa principalmente en insectos, pero en invierno incorporan fruta y semillas de gramíneas.
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