Esta mañana me he pasado un rato por la marjal de Silla, y aparte de
las aves habituales, me ha llamado la atención la presencia de un martinete muy
confiado.
Y me ha llamado la atención, porque precisamente la confianza no es una
de las virtudes de la especie, sino más bien todo lo contrario, pues no
permiten aproximaciones con el coche demasiado cercanas.
El caso es que este individuo no solo ha permitido que parara el coche
a escasos 2-3 metros de donde estaba pescando, sino que incluso después se ha paseado
un par de veces por delante del coche pasando a menos de un metro de él. Y todo
esto conmigo disparando la cámara desde la ventanilla del coche y el martinete
sin inmutarse.
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