martes, 12 de agosto de 2014

GALAPAGO DE FLORIDA

El galápago de Florida (Trachemys scripta) es una especie de tortuga semiacuatica originaria del sureste de Estados Unidos y del noroeste de México, aunque en la actualidad se encuentra en muchas otras partes del mundo gracias al gran éxito que ha tenido su comercialización como mascota durante los últimos 25 años.
Las dos subespecies más conocidas son las de orejas rojas y de orejas amarillas, en clara referencia al diferente color de unas manchas que hay a ambos lados de la cabeza, a la altura del tímpano.
De hábitos semiacuaticos y diurnos, tiene las patas traseras muy palmeadas. Su caparazón es plano, de color verde y con el tiempo se vuelve marrón, con motas amarillas. La parte inferior es amarilla y con motas negras. 
Las hembras son mayores que los machos, pero estos tienen la cola y las uñas más largas. Suelen vivir entre los 20 y 30 años. En invierno hiberna. Habita todo tipo de ambientes siempre que tenga abundante vegetación y rocas donde salir a solearse. 
Se alimentan de insectos y sus larvas, lombrices, caracoles, moluscos, peces, anfibios y todo tipo de plantas acuáticas. Los adultos basan un 90 % de su dieta en plantas y un 10% en materia animal. 
La presentación de esta tortuga en las tiendas de animales es de una tortuguita pequeñita y simpática de la que los niños se encaprichan rápidamente, pero al poco tiempo se convertirá en una tortuga de hasta 30 cm de longitud y más de 2 kg de peso. Así que cuando empiece a ser un incordio, su destino será el sacrificio o la suelta en alguna zona acuática cercana.  
Este acto, la mayoría de veces inconsciente, está poniendo al borde de la desaparición a nuestros galápagos autóctonos, que no están preparadas para competir con esta nueva especie.
Este galápago alóctono, es mucho más fuerte, y voraz que los leprosos y europeos, compitiendo directamente con éstos por el territorio, el alimento y los lugares de asoleamiento. Supera en número poblacional a los autóctonos. Su tasa de reproducción es mucho más elevada y alcanzan la madurez sexual antes, por lo que en determinados lugares están comenzando a ser una plaga.  Además, se come puestas de anfibios y peces, alevines y a plantas, afectando al ecosistema de una manera importante. 
No en vano es  considerada una de las 20 especies exóticas invasoras más dañinas de España (GEIB, 2006) y una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo (IUCN, 2004).
La albufera de Valencia no se ha librado de este azote, sino todo lo contrario, puesto que la tortuga de Florida se ha adaptado perfectamente al ecosistema de marjal mediterráneo. Así, se la puede ver tanto en el mismo lago de la Albufera como en las acequias y los arrozales del marjal.
A pesar de las abundantes campañas de captura y control, su erradicación va a ser casi imposible, por lo que a nuestro pesar se puede considerar que de alguna manera ya forma parte de la fauna del parque natural.


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
                                          
                                                                              

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